Terremotos

septiembre 13, 2021

A muchas personas aún se les mueve el piso. Estamos frente a la fecha 19 de septiembre, un doble aniversario. La mayoría podrá recordar el terremoto de 2017 y habrá menos que recordemos el terremoto del 85.

Es difícil de hablar de ambos momentos, principalmente para las personas de algunas zonas del país como la CDMX, antiguamente el D.F., lo digo así, porque para muchas personas, la experiencia, se tornó traumática y aún lidian con consecuencias emocionales por dichos eventos.

Hablar de esto es recordar las heridas que sufrimos en ese momento. Que si bien, hay quienes ya han desarrollado cicatrices, aún habrá quienes tienen la herida, abierta, punzante y doliente.

Un terremoto o cualquier suceso de la naturaleza tiene el factor de sorpresa, tomarnos de manera inesperada y llegar a impactarnos con su peso completo. La manera en que cada persona procesamos esta y otras experiencias es muy distinto. Todo dependerá de los recursos internos y externos con los que contemos, de las características de cómo vivimos los eventos y de las circunstancias posteriores.

Cada quien vive su propia realidad

Hay que resaltar la subjetividad de los seres humanos, la manera distinta que cada quien tenemos de percibir y recibir del mundo, de captar lo que nos ofrece.

En la relatoría social serán muy diversas las secuelas y consecuencias socio emocionales a partir de estos terremotos. Encontramos personas que no se inmutan ante la idea de un terremoto y otras que pueden entrar en crisis con las pruebas de las alertas sísmicas.

Personas que, a 4 años del último terremoto, siguen durmiendo al pie de la puerta para correr ante un sismo. Algunas más que entran en crisis al escuchar la versión “remix” de la alerta sísmica. Y otras con estrés postraumático, víctimas de flashbacks, pesadillas que no pueden decir “adiós” al miedo del terremoto.

Las huellas y las heridas son miles, de la misma manera que atenemos una herida física deberíamos atender las heridas emocionales. Como estas heridas no son observables, no aparecen en rayos X o en los estudios de laboratorio, facilmente las ignoramos. Sin embargo, sus consecuencias son tan reales como las otras.

No atendernos puede llevar a presentar consecuencias aún más difíciles, que podrían llegar incluso a patologías severas de orden mental. Frecuentemente, se usa el tratamiento farmacológico (no quiere decir que esté mal, como con cualquier afección del cuerpo, a veces son necesarios los fármacos), sin embargo, a través del acompañamiento psicológico, trabajo terapéutico, podemos evitar que esto se incremente más.

En este bi aniversario, quiero que nos tomemos un minuto para pensar en nosotras y nosotros mismos y darle la importancia a la salud mental, que busquemos ayuda, un par de oídos que nos escuchen, un par de manos que nos sostengan. Por ti, por mí, por nuestra salud mental.

Asesor del Instituto JUCONI PEDRO BORI

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