Docentes y estudiantes sin frustraciones

septiembre 13, 2022

Muchos de los comportamientos que tienen niños, niñas y adolescentes son producto de haber vivido trauma, sin embargo entender dicho fenómeno no es nada fácil, menos cuando dichos comportamientos son externados en las aulas.

Niñas, niños y adolescentes con experiencias adversas desarrollan comportamientos que pueden llegar a frustrar a las y los docentes y provocar reacciones que únicamente fortalecerán las conductas que queremos erradicar y refuerzan una autoimagen negativa en nuestras y nuestros estudiantes.

Es bien sabido que la exposición a eventos traumáticos en la infancia y la adolescencia puede tener efectos sociales, emocionales y educativos negativos duraderos (Dombo, 2019)

Hoy en día, investigadores han descubierto que cuando las y los docentes son muy sensibles, sus estudiantes con apegos menos seguros no corrían el riesgo de desarrollar conductas de rechazo con sus maestros. Existe evidencia de que los niños y las niñas que ingresan a la escuela con apegos inseguros tienen dificultades en sus relaciones con los maestros, esto probablemente solo sea cierto en los casos en que los maestros no son muy sensibles.

Es por eso que para que el entorno educativo sirva a nuestras y nuestros estudiantes, estos deben estar informados sobre el trauma, así como abordar tres áreas cruciales que son: seguridad, conexión y regulación emocional y conductual.

Seguridad

Para los niños y adolescentes, la seguridad se siente a través de conexiones con personas que tienen una presencia tranquila y centrada.

Las aulas que se sienten seguras para los niños son aquellas que tienen expectativas claras, rutinas bien definidas, tiempo para la transición, opciones siempre que sea posible y maestros en sintonía. (Dombo, 2019)

Conexión

La conexión es algo esencial en una relación, sin embargo, cuando niñas y niños han vivido situaciones adversas, el confiar en un adulto puede llegar a ser algo complicado. Es posible que muchos y muchas de ellas, vayan poco a poco observando el rol de la o el adulto, ya que los desequilibrios de poder podrán fungir como una barrera para la conexión.

Regulación emocional y conductual

El trauma infantil impacta en la forma en que nos comportamos así como en la manera que expresamos sentimientos y emociones. Es importante en estos niños y niñas que aprendan a nombrar sus emociones, por otra parte, la y el docente saber validarlas, esto es el primer paso para que se logre una autoregulación.

Aula informada en el trauma

A veces como docentes nos preguntamos ¿Qué puedo hacer con mis estudiantes? ¿Será suficiente lo que hago con ellos y ellas?

La realidad es que no dimensionamos los alcances de nuestra práctica docente, creemos que nuestras interacciones diarias no aportan nada a nuestras y nuestros estudiantes, cada vez los vemos más desregulados, observamos conductas que queremos erradicar.

Es bueno saber que no estamos solas ni solos, hay muchas y muchos profesionistas con las mismas preguntas, el conocimiento informado en el trauma es cada vez más conocido y expandido.

Vendría bien saber que las rutinas y los rituales son una especie de antídoto para el caos y las interrupciones de la vida (Dombo, 2019), lo que permite a los niños, niñas y adolescentes que han sufrido experiencias traumáticas a salir del modo de supervivencia y entrar en nuevos tipos de interacción.

Aquellas interacciones en dónde las y los adultos como figuras principales crean un vínculo que contiene a cada uno y una de nuestras estudiantes, docentes que co-regulan aquellas emociones que a cada uno de nuestros niños, niñas y adolescentes les ha costado reconocer y regular.

Docentes sensibles y disponibles en los que nuestros estudiantes pueden acudir en cualquier momento pues hay una seguridad, conexión y regulación emocional y conductual.

Dombo, E., Anlauf, C. (2019). Cuidado del trauma en las escuelas.

Karina Valerio, Asesora del Instituto JUCONI

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