Gabriel y JUCONI, una historia única 

mayo 10, 2023

Saliendo de la universidad entré a trabajar a JUCONI. Un día visitando a una amiga que hacía sus prácticas en JUCONI conocí a Gabriel Benítez, él me miró y me preguntó: “¿Tú qué haces aquí?”, le respondí: “nada” y entonces me dijo: “Necesito manos para terminar unas carpetas” y ahí fue que inicié, no me preguntó si podía ayudarlo, él solo me indicó lo que debía hacer. 

El ambiente en JUCONI era tan diferente de todo lo que yo había vivido, y me encantó, aquí conocí por primera vez la trova y a Silvio Rodríguez, muchos de los que trabajaban aquí eran una especie de revolucionarios, con barbas y cabello largo, sus ideas, ideales y pláticas siempre estaban encaminadas a mejorar la vida de las personas. Una de esas personas fue Gabriel, del que hoy les vengo a hablar, honrando su vida y su trabajo. 

Gabriel era autodidacta. Su pasión: las Ciencias Sociales, su desvelo, la historia y el arte literario; era común verlo “devorar” con singular pasión novelas cuyo contenido histórico estuviera vinculado a hechos de la Revolución Mexicana. La poesía de Miguel Hernández lo acompañó por el resto de sus días.  

Con tan solo 20 años, fue maestro de Ciencias Sociales en el nivel secundaria. Su estilo emprendedor y dinámico enriquecieron notablemente las experiencias de sus alumnos y alumnas. Gabriel, dejó la docencia urbana y partió a las montañas de la sierra entre Puebla y Veracruz para convertirse en maestro rural de jóvenes nahua-totonacos en el año 1984. 

Tres años después regresa a Puebla, donde había conseguido un empleo como vendedor de computadoras, su nuevo jefe, de apellido Abed, le inculcaría la idea de hacer una Fundación que consiguiera recursos para algunos proyectos sociales que operaban, principalmente, en la Ciudad de Puebla. Así, Gabriel emprende una larga trayectoria para conocer proyectos de desarrollo social. Ahí, por primera vez, conoce a fondo la complicada realidad de los niños en situación de la calle.  

Manteniendo un espíritu crítico sobre la situación poco profesional y solutiva que existía, sobre los niños que vivían en situación de calle, Gabriel empieza a pensar en dejar la Fundación Fuad Abed y dedicarse a investigar más a fondo las posibilidades de crear una institución que pudiera ser un modelo eficiente a favor de la reintegración social de estos niños.  

Ese mismo año, en 1988, deja la Fundación Fuad Abed y comienza una investigación sobre el fenómeno de los niños en situación de calle y niños trabajadores. Lo hace a través de IPANTI (voz náhuatl que significa cumplir nuestra meta), es una institución que pretende dar asesoría a organizaciones de desarrollo social. 

En 1989, junto con su esposa, Sarah Thomas, comienzan la investigación y crean las primeras bases de la Fundación Joe Homan (hoy Fundación JUCONI México, A.C.) y un año después, la Fundación inicia sus operaciones en la Ciudad de Puebla. En un inicio, Gabriel se mantuvo un poco alejado del proceso de la Fundación, ya que IPANTI atraía su mayor atención, sin embargo, las diferencias metodológicas-operativas produjeron una desintegración grupal y al año siguiente Gabriel toma el mando como Director Operativo de la Fundación que había creado junto con su esposa. 

En 1991, cambia el nombre de la Fundación por el actual JUCONI: Junto Con los Niños, y Gabriel empieza su ardua tarea por construir una fuerte estructura operativa y organizacional con su nuevo equipo de trabajo.  

Durante los siguientes cuatro años, Gabriel Benítez, junto con su equipo de trabajo, se concentró en diseñar los instrumentos que le dieron vida a JUCONI, y que derivaron en la creación del primer Marco Teórico Educativo que guiaba la operación y trabajo con población JUCONI.   

Benítez proyectó a JUCONI como un “sueño universal”, varias instituciones se beneficiaron, y siguen beneficiándose, de su maravilloso legado metodológico-operativo. Abrió una puerta que sigue abierta hoy en día en JUCONI; su sello personal fue el de “siempre estar abiertos para aprender y enseñar a otras organizaciones o personas”, para él, esa era la fórmula en la que realmente se aprovecharían nuestras experiencias y desarrollaríamos mejores conocimientos.  

En 1995, Gabriel decide migrar hacia Sudamérica. Emprendió un nuevo reto. Su idea era aplicar los principios metodológicos aprendidos en Puebla, México, en una nueva región. Fue así como inició JUCONI en Guayaquil-Ecuador. Desafortunadamente, Gabriel no pudo ver su obra completada, ya que falleció el primero de junio de 1996, coincidentemente el día internacional del niño. 

Gabriel Benítez sigue presente, su recuerdo y ejemplo están presenten en JUCONI, y en la vida de muchos que fuimos tocados por su compañía, sus bromas, confrontaciones y elementos de ternura. Su carisma nos ayudó a salir del “agujero profundo” y ver nuevos horizontes, a creer que los sueños también tienen nombres.  

En abril de 2024 JUCONI cumple 35 años de haber sido pensada y creada para trabajar hacia los más necesitados que son víctimas de violencia, Sigamos honrando con nuestro trabajo el legado, visión y obra que han dejado personas como Gabriel Benítez. Con nuestro compromiso y dedicación podemos seguir fortaleciendo la misión y visión de la organización.  

Ángeles Aponte Díaz – Responsable administrativa de Instituto JUCONI. 

*Biografía: tomada del 10 aniversario del fallecimiento de Gabriel Benítez. 

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